Caballos entre el cielo y la tierra
Es una hermosa tarde de junio. Ya se acercan las fiestas del equinoccio de verano. Celebraciones que coinciden con las manifestaciones del sentir religioso, de la tradrición caballeresca y de lo festivo. Se acerca la fiesta grande de San Juan de Ciutadella, famosa en medio mundo.
La tarde va tiñéndose de oro, en los reflejos de sol de los campos de trigo recién segado. Los jinetes visten sus trajes de fiesta. También sus caballos. Sobre una alformbra de rastrojos dorados se ensayan formaciones, pasos, cruces , saltos... Toda una exhibición que arranca lágrimas de admiración y emoción. Una fascinación creciente se apodera del espectador. El sentimiento se desborda. La imaginación también: poseer un caballo negro de raza menorquina.